Oriente, un viaje interior

Esta fue la mesa redonda con la que clausuramos el congreso SerFelicidad de la Cadena Ser en Cádiz el 29 de abril del 2018.

Participamos, Sílvia Grijalba autora de diversos libros y directora del Instituto Cervantes de El Cairo, Gabriel García noblejas, profesor de la Universidad de Granada, experto en chino antiguo y traductor de numerosos textos, y Ayanta Barilli como moderadora. Gabriel vino a substituir a Antonio Escohotado que se ausentó por un problema de última hora.

A lo largo de una hora y media conversamos sobre la cuestión de si Oriente puede ser el último refugio occidental, si en la era global ya no podemos hablar de Oriente y Occidente y especialmente de cómo las filosofías orientales podían guiarnos a un viaje interior de felicidad, como título la Cadena Ser a su crónica de la clausura que podeis leer clicando aquí.

Abrí el debate expresando que la felicidad es poder compartir con los demás, tanto lo aprendido como momentos bonitos. Poniendo de ejemplo el mismo congreso en el que la inquietud de mejorar nuestro bienestar y felicidad era el centro de atención.

Mencioné la importancia del camino del corazón, no hablar ni vivir tanto desde la razón sino más desde el amor, la compasión y la comprensión. Después de que el día anterior Manuel Vicent dijera en tono humorístico y crítica que el Budismo podría concentrarse en un Valium 5, plantee que la lección del Buda es simplemente ensañarnos a mirar hacia adentro. Cuando hacemos esto, conectamos con otra frecuencia y en esta búsqueda interior es esencial para nuestra felicidad, contactar con lo que los hinduistas llaman el dharma o don vital por el que cada uno de nosotros está en esta vida. No es un camino fácil ni inmediato pero si uno va adentro puede explorar y acabar contactando con su niño interior que tiene muchas de esas claves que nos acercan con nuestro don primigenio del que la educación y los introyectos o deseos familiares nos fueron alejando. Puse de ejemplo al niño interior con el que Wyoaming decía contactar para hacer reír a los demás.

Silvia Grijalba habló de su experiencia en Benarés entre la miseria y los crematorios, remarcando el gran impacto y fascinación que le generó la naturalidad con la que se vive la muerte en la India. Surgió además la influencia de la música pop rock para acercarnos a países de Oriente o mitos de la cultura pop como Star Wars.

Gabriel García contó lo mucho que ha cambiado la China que él conoció hace años, debido a la globalización, planteó que el yoga es una religión (en mi opinión es más una práctica o forma de vida) y entró en temas relacionados con el Taoísmo que nos llevaron a coincidir en la importancia que tiene la naturaleza para hacernos felices y complementar los desajustes de nuestro vida urbana tecnológica.

Ayanta Barilli contó alguna experiencia propia, vinculada al rechazo que le produjo la India en primera instancia, al tiempo que lanzaba preguntas para animar el debate.

Fue divertido como Silvia vinculó el desapego a sus mudanzas en la que todo su esencial ha acabado reducido a 10m2, algo que para mí también ha sido familiar en el último año y medio, mientras Gabriel insistía en la importancia del desapego. Para mí está claro que la felicidad no consiste en comprar todo lo que uno quiera o que le toque la lotería. Tampoco es la felicidad comprar en un centro comercial un sábado por la tarde. Esos son los parches del sistema, el adoctrinamiento de falsa felicidad que hemos recibido. Las sociedades rurales más pobres viven más felices que muchos de los ciudadanos de la sociedad opulenta, cargados de millones. Está claro que partimos de unas necesidades mínimas pero una vez éstas están cubiertas, no hace falta mucho más.La conversación, el contacto con la naturaleza, las caricias y lenguaje del cuerpo son puertas a la felicidad que tenemos oxidadas.

Las pilares de la felicidad pueden residir en el conocimiento de uno mismo, contactar con lo trascendente sin necesidad que creer en un Dios sino en el Uno, las armonías o lo que uno quiera no suprimiendo la espiritualidad de su persona y compartir con los demás todo lo que uno es.

Somos cuerpo, mente y alma. Desde el Renacimiento y especialmente la Ilustración vivimos enamorados de la razón. Hay que dar más espacio al cuerpo y al espíritu, contactar con la naturaleza y con el interior de uno mismo.

Como es habitual en mi acabé hablando del viaje interior del héroe, y cómo cuentos, mitos y películas nos dan guías para realizar ese viaje para contactar con nuestra vocación y felicidad.

Me hizo muy feliz la pregunta de una adolescente entre el público cuestionando por qué estas cosas del viaje del héroe, no se enseñan en el instituto o las universidades. Mi respuesta fue que en eso estoy, todo llegará, probablemente la temporada que viene podré anunciar cosas importantes.

De momento reitero mi agradecimiento a todos los organizadores, en especial a Salomón, Virginia Juste y Cristina Hernández por invitarme y su excelente trabajo. También a mi editor Agustín por posibilitar el contacto, y cómo no agradecer a todos los ponentes con los que compartí tertulias, comidas o momentos de sabiduría y felicidad.

Alexis Racionero Ragué

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