Kubrick y el despertar de la creatividad

El genio de Kubrick no se agota. Estos días la excelente exposición antológica (organizada por el Deutsches Filmmuseum de Frankfurt en colaboración con Christiane Kubrick y Jan Harlan su director de producción)  visita Barcelona antes de seguir su tour mundial que arrancó hace más de dos años.

La muestra cuenta con más de 900 objetos y  sigue un convencional itinerario cronológico que no sorprende ni transgrede apenas nada como al maestro le hubiera gustado, pero la documentación adjunta y la simple revisitación del universo Kubrick sirven para refrescar la figura del genio. Fue el Romanticismo quien instauró este arquetipo vinculado al arte que nace con un don especial. Se lo trabaje y cultive en vida o no, a mí reinterpretando el viaje del héroe de Joseph Campbell lo que me parece fundamental de los genios es que transiten más allá de lo establecido, cruzando el umbral de lo académico, arriesgando su carrera y reputación para exigirse más, adentrándose en la senda de lo desconocido, en la que pasadas pruebas, crisis y vacíos creativos, alcancen la plenitud de un estilo que revoluciona el mundo cotidiano establecido.

El genio tiene un carácter trágico porque su visión no es comprendida ni integrada hasta años después. Es alguien que se anticipa a su tiempo, iluminando con su visión la futura modernidad. Griffith o Van Gogh murieron incomprendidos. Otros como Kubrick o Picasso tienen el privilegio de calar en vida, aunque al genio americano le seguimos descubriendo hoy en día.

Después de rodar films relativamente convencionales como Espartaco, Lolita o Dr. Strangelove, Kubrick se lanzó a la autoría más radical e independiente con 2001, La naranja mecánica y Barry Lyndon. 2001 me sirvió para un post anterior y como modelo ejemplar de mi conferencia en el Festival de la Antigua a propósito de la creatividad del que escribiré próximamente. Ese film que debía promocionar la carrera espacial americana devino uno de los films más extraños y fascinantes que Hollywood ha producido.

Una vez Kubrick cruzó el umbral gracias a su inconformismo y ansia creativa pudimos ver como una mente cerebral y analítica despierta adentrándose por caminos abstractos y sensoriales o se enfangaba de lleno en las entrañas de los instintos más primarios como la ultraviolencia o el sexo más salvaje.

Los genios abren caminos, alumbran la senda, erigiéndose en faros y guías para los quienes sigan sus pasos. Son individuos especiales que sienten una llamada, una inquietud que les hace cansarse de lo establecido, la norma y la academia. Aprenden lo requerido, alcanzan éxito y reputación pero quieren más, no a nivel de ambición económica o posición de forma egoica sino desde un espíritu que se manifiesta con ganas de trascender, aportando algo importante para la humanidad y su desarrollo cultural. Para mí este es legado más importante de Kubrick: la enseñanza de no conformarse, de atreverse a transgreder tanto en lo temático como en lo formal, de ser libre y no poner nunca dormir la creatividad, aún cuando hayamos alcanzado la cima.

El arte, la comunicación, la narración de historias es un compromiso, una necesidad de transmitir, no negocio, posición o famoseo. Todavía hoy en las academias de cine o de arte, muchos van buscando esa forma de vida, entre cóctels y alfombras rojas. Kubrick se quedaba en su casa, eso sí, un maravilloso castillo con más de veinte habitaciones en la campiña inglesa, sin compartir nada de su vida privada. Sólo le interesaba transmitir su obra. Hablarnos de qué sucede cuando reprimimos en exceso el instinto, cuándo formamos seres humanos como máquinas de matar, cuándo vivimos en una doble moral de matrimonios machistas con escapadas nocturnas a mansiones elitistas donde los poderosos dan rienda suelta a sus fantasías reprimidas…

Kubrick nos enseñó a mover la cámara en la gravedad, dentro de las trincheras o recorriendo los pasillos del hotel más aterrador. Y lo más importante: nos enseñó a pensar, a comprender que los mensajes o tesis no tienen porque darse masticados ya que las cosas pueden ser ambivalentes, no maniqueas sino abiertas.

La suya fue una carrera muy vinculada a su tiempo y a la vez a contracorriente. Pocos supieron radiografiar los males del hombre urbanita del siglo XX como él, generando moda con sus interiores y diseños artísticos. Desde la música nos recordó el valor del contrapunto conceptual, utilizando la música clásica en lugares inesperados como el espacio o los violentos suburbios. Asombró con ese bello alegato antibelicista que es Senderos de gloria, siempre cuestionando el poder y el abuso de los altos estamentos.

Kubrick cruzó el umbral y su desbordante talento y creatividad le permitieron dar con su verdadero estilo, inventado casi un nuevo lenguaje y forma de expresión adelantada a su tiempo.

No hay que perderse la exposición aunque al genio le hubiera parecido insulsa por su estructura cronológica y falta de transgresión. Kubrick nos hubiera hecho pensar e igual hubiéramos descubierto qué tienen en común La naranja mecánica y Barry Lyndon, la misma historia contada en ámbitos completamente opuestos. La del individuo rechazado por un entorno represor. La libertad de los instintos propia de las clases bajas frente la educación y moral de las clases altas. Tal vez nos hubiera vuelto a cuestionar qué representa ese antifaz del final de Eyes Wide Shut o por qué Nicholson aparece en la foto de época al acabar El resplandor. Con suerte, incluso nos hubiera dado alguna pista las relaciones numéricas secretas que aparecen en sus films. Símbolos ocultos y mensajes por descifrar que siguen dando vigencia a la obra de este genio del cine.

Acabo con una cita suya:   “The very meaningless of life forces man to create his own meaning”

(El completo sinsentido de la vida fuerza al hombre a crear su propio sentido)

Alexis Racionero Ragué

PD La muestra viene acompañada de un ciclo en la Filmoteca de Bcn (todavía pueden verse La naranja mecánica, 2001, Espartaco o Eyes wide shut)

One Comment on “Kubrick y el despertar de la creatividad

  1. Gracies i felicitats, com sempre ens ajudas a veure tot el seu contingut i en el seu contexte.
    Et confimo la meva assistència acompanyada de alguna antiga alumna.
    Demà anem a veure l’exposició.
    Marga

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