Impresiones de la India

Barro, ruido, incienso, rickshaws, curry, namaste, yoga, ashrams, caos, singing bowls, vacas, mierda, basura, estercolero, niños, ancianos, mercados, laberinto, fuerza, energía, dinamismo, caos, color, fuego, intensidad, miedo, magia, asco, diarrea, dahl, chai, atracción, ansiedad, nirvana, meditación, amor, vida, muerte, sitar, dualidad, templos, Om Shiva, Ganges… Todo esto es la India, un meelting pot mucho más allá de lo que cree ser EEUU.
La mayor democracia del mundo, en uno de los lugares de mayor multiculturalidad del planeta, un espacio de locura que infierno pasa a ser una máquina de humanidad. Un lugar en el que la tierra parece latir. Pisas India y la tierra palpilta energía, te pone a prueba. La odias o la amas.
Los primeros días, casi todos vivimos un síndrome pavoroso ante tantas sensaciones, un estado de shock, un colapso en el que también nuestros sentidos quedan desbordados de tanto color, intensidad en la luz, calor traspirando por los poros, olores a incienso y a vaca, a curry y especias, texturas en el barro, en las pieles curtidas por el sol, en las grietas de los edificios y ruido mucho ruido por todas partes.
Los rickshaws hablan con sus bocinas, los autocares gritan con las suyas, los trenes zumbas, las campanas repican con cada devoto que entra en el templo y la gente grita, vende, viene, va, vuelve.
Todo esto que al principio te desborda es lo que al final acaba atrapándote de la India, es como una droga de vitalidad y sensaciones por minutos acelerada, intensísima que al volver a tu mundo cotidiano, ordenado de gente seria andando por la calle, con aceras en las que apenas ocurre algo en todo un día, echas de menos.
En la India, una simple mirada ante tantas cientas de personas que te acompañan por la calle equivale a que suceda algo, a que tu imaginación vea una historia que contar a que la cámara quiera disparar una y otra foto pero nunca llega tiempo porque entonces ya sucede algo más. Esa es mi fascinación con la India, yo que presumo de ser un tipo, profundo espiritual y que vendo como tantos que la India me cambió.
Y sí, lo hizo, pero no por la mística que tal vez, sino especialmente por su potente humanidad que te hace sentir en un torbellino de vida, aunque no seas indio vas, fluyes con ellos, como una manada de gentes que andamos en una misma dirección. Eso me cambió y también aquello que Cuba antes me había enseñado: el poder de las sonrisas, en especial de esos niños que van y vienen por los trenes. Aquellos slumdogs que nada tienen pero llevan en su corazón una de las máximas de la India.
La felicidad está en tu interior. El mundo es dual, todo puede ser bueno y puede ser malo, porque es así al mismo tiempo, en convivencia, de modo que tú decides si lo quieres ver en positivo o en negativo. Esos niños y esos ancianos que todo lo podrían ver mal te miran, te observan y te regalan unas sonrisas y unas miradas que te penetran.
Es muy probale que en otras partes del mundo también exista pero esas sonrisas y miradas, de niños y ancianos me cautivaron e hicieron amar este país como si fuera una de mis casas porque un viajero tiene identidad, pero no tiene una sola casa, una sola nación, sino que lleva en su corazón una parte de muchos de esos lugares que ha visitado.
Alexis Racionero Ragué
NOTA : Vull dedicar aquest primer post a la Pilar qui ara ja no pot venir a les meves classes. Has estat i seràs per mi un exemple de vitalitat, simpatia i valentía davant l’adversitat. I també… a l’Enric, company dels que compartim molts anys de classe a la Casa Elizalde i que un dia no fa gaire, ens va deixar per sempre. Estic segur que li hagués encantat un curs de viatges de pel.licula i aquest blog viatger. Shanti, Shanti
Adjunto un link que m’ha passat l’Enric Capdevila. Rush hour a Bangladesh al delta del Ganges. Superpoblació en estat pur…
http://safeshare.tv/w/
Gracias por los piropos, Manuela. No hay como tener un público como vosotros para motivarme a viajar y escribir!
Querido Alexis,
Me parece una idea genial esta extensión de las clases por lo enriquecedora y sugestiva que haces que sea, por lo que creo aprender del mundo y de ti.
Las introducciones sintéticas de los países son magníficas al igual que el resto de lo que muestras y escribes, lleno de poesía y poder evocador. Me falta tiempo para abarcarlo y soñarlo.
Con toda sinceridad ¡Miles de gracias!
Manuela
Jo mai he estat a la India. Pel que he expliques i per com en parles me’n vénen moltes ganes, sembla que hi ha tant per veure i experimentar que no te l’acabes, sens dubte un destí per descobrir.
M’ha encantat la dedicatòria final Alexis, de tot cor.
Hola Marta, penjaré un post o dos vinculats a properes classes així que podràs saber de qué va. Les dedicatòries en van sortir perque sóc força emocional
No podre anar a les dues dues classes següents però les seguiré igualment. Boniques dedicatòries als companys!
Content que t’agradin. La veritat és que a India és molt fàcil fer fotos perque els hi encanta. S’et posen ells. Ah i la de l’esquerra és la nena més espabildada i vital que he conegut! Només van ser quatre hores en tren però la recordo com si fos ahir.
Uau! Quines fotos!! La dels nens m’ha captivat. Quines mirades!