Cuba, bajo el lento paso del sol

Aquellos que habéis estado alguna vez en Cuba durante los últimos…..10 no! , 20…..no!….. 30 años! si dais un salto al gran charco, sea en vuelo regular o en” Chárter Low Cost”, y os plantáis en la perla del Caribe, podréis observar que el tiempo pasa lentamente en esta brillante y calurosa Isla, y las cosas han variado muy poquito.
Los cambios políticos de los últimos años han modificado levemente la realidad del Cubano, y nada en la percepción inicial de nuestras pupilas cuando nos adentramos en esa belleza extraña y exuberante que es esta tierra y sus gentes. Pequeños cambios que se nos acontecen insuficientes para las necesidades de esta tierra.
Sin duda el Viajero que pisa por primera vez Cuba, quedará atónito con la intensidad de colores, en las ropas, en los coches, en la vegetación y en las propias personas. Las tonalidades de la piel del Cubano es infinita, como en todo lo demás; nunca sabes por donde te sorprenderá o por donde saldrá el sol, aunque eso del Sol es lo único seguro y que cada día pasa; el Sol sale, y a las 8 de la mañana ya aprieta de valiente.
Una intensa fragancia de diesel requemado, acompañada del dulzor de la caña de azúcar, nos persigue solo pisar el Aeropuerto, y no nos dejará en todo el viaje, aunque su intensidad variará según la densidad de “Carros” que nos envuelva.
Pero todo ello muchos de los lectores lo sabrán, pues es extraño conocer algún Viajero que no haya visitado esa paradisiaca isla caribeña, mezcla de sol, cultura y comunismo. Todo y con ello por diversas circunstancias, los Viajeros suelen repetir o incluso acompañar a los nuevos visitantes y recorrer aquellos lugares donde no estuvieron o vivir más intensamente en aquellos que ya conocieron; por eso la pregunta del Cubano “ Cuantas veces vinieron” tiene un significado real.
La mezcla de sol y comunismo, parece un antagonismo, des de una visión occidental del sol y la playa, pero esa mezcla ha convertido a Cuba en un país distinto a todos los demás y con unas singularidades culturales muy interesantes. No seremos ostentosos y también hemos de recordar que la isla es un destino internacional del turismo sexual. Si! Lo es! Pero no solo para hombres cincuentones en busca de lindas curvas; los y las Cubanas se prestan sin muchos devaneos al juego del amor, pero en toda su inmensidad. Así encontrar parejas enamoradas, momentáneas, por dinero, de diversión es normal; y extrañamente tanto el hombre como la mujer puede disfrutar del sol, el ron y una buena conversación acompañado de un o una Cubana de infinitos colores.
Si nos adentramos en la Isla y huimos un poco de los centros turísticos, encontraremos una Cuba rural. Los pueblos agrícolas que motean los vastos campos de caña, de tabaco o café, entre las espesas colinas y los serpenteantes ríos, siguen viviendo en el siglo XX. Pero no en los modernos años de los hippies o las revoluciones tecnológicas, están anclados en unos apacibles y tranquilos años 20 o 30, donde la agricultura y todo de lo que ella se desprende rige la vida del lugar.
Esa es la Cuba olvidada, tranquila, calurosa y real, donde el rojo de la tierra mojada y el azul claro del cielo dan cobijo a unas gentes sencillas y amables. Cuando andas por sus pueblos, por sus carreteras o entras en sus espacios, te sientes parte de una imagen de película olvidada; donde los perros vagan a sus anchas, las vacas pastan y cruzan el alquitrán sin problema y caballos y carro son los principales usuarios de todo ello. Esta Cuba crece ajena a los cambios e imperturbable, nos ofrece una oportunidad única de vivir al ritmo de antaño.
Los cambios existen, sobretodo en esa Cuba urbana o en aquella que vive del turismo. La Cuba Urbana, y no tan solo la omnipresente capital, es una extraña declaración de intenciones comunista y necesidades capitalistas. Si el sistema de producción “Stalinista”, tanto agrario e industrial se desmoronó a finales de los 80, Cuba ha querido mantener esa misma filosofía en los nuevos sectores económicos, como el turismo, los servicios y las nuevas tecnologías. Resultando unas urbes eclécticas, entre “carros” anteriores al 59 y modernas motos eléctricas procedentes de China; “Paladares” con escasez de productos y “Casas Particulares” con una carta más amplia, refrescos nacionales copiando a los “Yankis” y los propios refrescos “Yankis” más caros al lado, “Mercados Agropecuarios” y Colmados donde se reparte el racionamiento e intentos modernos de comercios con ropa y producto capitalista. En fin, el paraíso para la economía sumergida, el trapicheo y la venda ilegal. Los cambios producen un desarrollo a medias que es latente en las Ciudades, donde obreros, camareros, ingenieros o cualquier Cubano se presta a las triquiñuelas de un sistema económico de doble moneda, y donde el dinero proviene del turismo. Se gana más dinero haciendo una comida en casa, que dos semanas de sueldo de ingeniero.
Pero esa mezcla, que lleva al Viajero a un constante descubrir i vivir situaciones nuevas e inesperadas; a compartir con los Cubanos sus necesidades y sus artimañas para solventarlas, aunque uno mismo sea el blanco de tales artimañas, hace de esta isla un lugar especial.
Sus gentes por necesidad o por defecto, se muestran abiertos y con ganas de compartir espacios y conversaciones. Si uno viaja con el sistema de “Casas Particulares” puede llegar a conocer y vivir profundamente la realidad de la Isla y entender a los Cubanos. Su hospitalidad y amistad no es una treta comercial, aunque sea en muchos casos su principal sustento; les gusta aprender y conocer al Viajero y que este se sienta parte del lugar. Por suerte para el Viajero estos pequeños negocios familiares destinados al turismo crecen y mejoran día tras día, para ofrecer unos servicios que las empresa estatales son incapaces de atender, como ejemplo de cambio.
Si por el contrario buscamos Hoteles y comodidades extras se encontrará con la parte más oscura de la Isla. Los complejos hoteleros y todo aquello destinado al turismo presenta serias carencias, se busca ofrecer lo mismo que sus competidoras Cancún o Punta Cana, al mismo precio y con muchos menos recursos. De manera que queda como si te estuvieran tomando el pelo, pues no encuentras cierto producto y luego te enteras que lo hay en el mercado negro…..de donde habrá salido?
Viajar a Cuba no nos deja indiferentes, cada uno puede decidir qué tipo de viaje quiere hacer, y que quiere encontrar en él. Pero como consejo propongo 5 cosas que todo el mundo habría que vivir en Cuba:
- Rebozarse de arena blanca en cualquiera de las playas de la costa norte mientras disfrutas del color del mar y el cielo.
- Perderse en las calles de Trinidad durante el atardecer.
- Conducir por las infinitas rectas de la Isla.
- Adentrarse en alguna de las selvas tropicales que llenan Cuba.
- Dejarse seducir en un rincón con música y mojito en mano.
Por cierto Wifi?….Internet?…olvídense. Allí para algunas cosas el tiempo pasa lento bajo un sol de justicia.
Texto y Fotografias Ferrán Serra
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